sábado, 9 de abril de 2011

CONTRATAQUE AL PACO

Todas las épocas han sido marcadas por luces y sombras que se traducen en hitos de progresos humanos y avances científicos y tecnológicos que iluminan las décadas en que aparecen, y se acompañan con la contracara que son los flagelos, las debilidades,  y las nuevas enfermedades, que surgen cuando se han combatido otras.

En los años actuales, se han extendido notablemente, en una forma alarmante,  las adicciones al alcohol y las drogas, porque lo que antes era accesible para unos pocos que tenían el recurso económico, hoy se ha masificado, porque la variedad y la cantidad con que se industrializa, necesita un consumo mayor, entonces se abarata y se difunde.

Así como se ha extendido la pobreza, la desocupación y la ignorancia, aparece también la creciente necesidad del escapismo de una realidad intolerable. Esta condición es especial para buscar soluciones fáciles en el delito, las reacciones impulsivas, descontroladas que terminan en muertes innecesarias. Esto es más frecuente en las clases sociales más carenciadas, que son la tierra del PACO, donde el progreso es tan inalcanzable que no vale la pena “esperar”, porque la droga les da TODO, YA, AHORA. No hay paciencia, no hay tiempo, no hay límite.

Nuestros jóvenes optan por el alcohol o las drogas para soportar lo insoportable: la realidad que viven y de la que todos somos responsables. La adicción es el único lenguaje que les queda a muchos para enviar un último pedido de ayuda. Es un síntoma de la insatisfacción, de la impotencia, de la inseguridad, del  desamparo. Es un mensaje desesperado de lo difícil que es vivir en las condiciones actuales. El adicto es un desamparado, incapaz de podernos decir de otra manera “Necesito salir de esto y no se cómo”.

Estamos frente a una enfermedad perversa y silente, que avanza de a poco y termina destruyendo lo mejor de la persona “su libertad”. No es la gripe, que con una cepa  se puede identificar y combatir con una vacuna.

NO HAY UN ANTÍDOTO PARA ESTA ENFERMEDAD SOCIAL, HAY MUCHOS.
ENTRE OTROS PODEMOS CITAR:

1). Reforzar los vínculos  afectivos en el seno de los lugares naturales de acogida y contención, como la familia y la escuela.
2). El compromiso de todos en la lucha, para recuperar a estos “esclavos de la adicción”
3). Ofrecer una realidad atractiva y segura. Es importante convencerlos que se puede “ser valioso y respetado” sin un vaso en la mano o el alucinógeno consumido

Hoy en día las adiciones al alcohol y drogas ilegales son una verdadera epidemia. Y en las epidemias, como en las guerras, se rompe una ley de la civilización: que los hijos entierren a sus padres. Ahora, los padres entierran a sus hijos, ya sea por una muerte precoz que deviene como consecuencia de enfermedades mentales, incremento de actividades delictivas, aumento de enfermedades infectocontagiosas, o las violencias sociales y familiares.

Debemos entender que son personas que están enfermas. Y si así lo entendemos, tenemos que prevenir y tratarlos, para ello crearemos un frente preventivo-comunitario de lucha contra las adicciones, donde en cada barrio los vecinos y profesionales, comprometidos como ciudadanos ante esta enfermedad social trabajen para contener y apoyar.

Trabajaremos haciendo hincapié en la prevención, acercando la información necesaria, aunque sea casa por casa, sobre los indicios y síntomas que alertan sobre  el inicio de la adicción, y la importancia de detectar y acompañar en esas etapas iniciales. Tenemos la intención de organizar Centros de ayuda al joven y su familia, para que puedan consultar y ser asesorados sobre los pasos a seguir en estos casos, ya que generalmente son familiares o amigos los que advierten que algo “no anda bien”, y muchas veces no saben a quien o adonde recurrir. Entonces se dilata el pedido de ayuda y la situación se profundiza y se agrava, y los daños físicos, psicológicos y neurológicos se tornan irreparables. Pondremos especial énfasis en la creación de redes y conexiones con las instituciones que se ocupan de esta problemática, para hacer la derivación y supervisión, de los tratamientos que estos jóvenes en riesgo necesitan.

La adicción es un grito, porque se agotaron las palabras, a una sociedad que esta sorda e indiferente, ocupada en ser espejo de una imagen consumista y exitista, cegada por lo exterior y que se ha olvidado que para crecer se necesita la seguridad de unos brazos que amen y protejan. En ese brazo tenemos que convertirnos todos. Los jóvenes no son sólo el futuro del país, son esencialmente NUESTROS HIJOS, que merecen de nosotros mucho más que el temor y la vergüenza, por una enfermedad  en la que han caído porque no los cuidamos lo suficiente.

Es el momento que empecemos a hacerlo.  


1 comentario:

  1. Me parece muy bien que se tenga en cuenta a los santafesino que están en adicciones, pero es un trabajo muy dificil y necesita de mucha inversion económica. Esperemos que lo cumple de salir elegido...

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