PARTICIPACIÓN JOVEN

En producción y Trabajo pensamos que si entre todos, jóvenes y adultos, encontramos consenso en normas, conductas, estrategias de contención, detección de factores de riesgo, prevención de incidentes, accidentes y excesos, podríamos organizar y trabajar, para comenzar a vencer, en una primera etapa, la imposición de conductas en algunos casos hasta represivas, para luego procurar que nuestros jóvenes se ocupen de difundirlas, explicarlas y cumplirlas. Sin embargo, para lograrlo, tendríamos que creer que los jóvenes tienen la capacidad de tomar decisiones que los compromete como grupo social, en una comunidad de la que son producto y que a la vez critican y quieren cambiar, porque responden a la edad de la autoafirmación  en oposición a lo establecido que representan los adultos, y todas las funciones e instituciones que ocupan (padres ,escuela, gobierno, etc.)

¿El estado necesita prohibir para controlar y reprimir para gobernar?   Evidentemente  no.

Antes de prohibir, el Estado debe replantearse si la función que le compete es “limitar la libre elección de los adolescentes”, o si de una buena vez, empieza a entender que la palabra “limite” también significa “contención”, “evitar el desborde”.

Porque se supone que el Estado sabe que el adolescente cuestiona, porque esta tratando de entender los códigos adultos en los que tiene que insertarse, y que son distintos a los de lo infancia, de la que están saliendo.

Entonces prohibir, es una forma demasiado extrema, que los coloca en lugar de niños pequeños, y que además los asusta. Por eso la respuesta desmedida en muchos casos. Seria conveniente y convincente tratar de acercarse a sus códigos, y formas de comunicarse, sin la impronta de la critica, sino de la comprensión y consensuar medidas. 

Por eso es muy útil, escucharlos y realizar discusiones e intercambios de opiniones donde puedan expresar sus dudas y temores frente a reglas que no entienden bien, y por eso se oponen, o las transgreden.

Todos sabemos que el derecho de uno encuentra sus límites en la libertad y en el derecho de los demás y en los deberes que acarrea el bien común público. Y es ese concepto el que los cuesta incorporar, porque aun conservan mucho del egocentrismo de sus primeros años.

Por eso tienen tanta dificultad para manejar sus “libertades”, porque las toman como “hacer lo que quiero, porque soy libre y grande” y en realidad no reconocen el aspecto de la libertad como tomar decisiones en un contexto determinado y con posibilidad de elegir entre las opciones determinadas por varios factores condicionantes.

Aclarado este concepto, se puede definir a la libertad como la facultad que tiene todo hombre de desenvolverse, ejercitando sus derechos de un modo consciente y autónomo, dentro y bajo la garantía de la ley.

Este concepto de libertad reconoce como sujeto al hombre, está orientado hacia aquellos contenidos que son condiciones esenciales para el desenvolvimiento de la persona. Por eso este derecho no es sólo la libertad de restricciones o coerciones (libertad de hacer) sino también la libertad como facultad de reclamar, de exigir . El Estado debe crear y proporcionar al individuo las condiciones adecuadas para la plena realización humana (libertad para hacer).

La libertad es tan valiosa a la persona como el oxigeno para su vida. De allí que la historia del hombre sea la historia de su lucha por la libertad: nace para ser libre, combate primero para obtener su libertad, luego para conservarla, y/o recuperarla, si la ha perdido, y finalmente compartirla.

Estos son pasos que hay que ayudar a los adolescentes a interiorizar, para que se convierta en ciudadano responsable y agente de cambio de la sociedad que avanza, pero para lograrlo no es desde la confrontación, la prohibición  punitiva, o la represión de sus expresiones. Nosotros tenemos que ofrecerles un modelo de autoridad desde el respeto, la consideración y la contención, a su etapa evolutiva, y a sus modos de relacionarse, ahora muy rápido, computarizado, conciso, breve. Quizás, esa sea la forma de hacerles llegar los mensajes que queremos acercarles para cuidarlos y preservarlos de su propia confusión. Sería conveniente hacerles llegar nuestras consideraciones a través de sus modos de interactuar, como sugerencias y no como mandatos, ofreciéndoles opciones sanas y dentro de sus ámbitos.

Van a ejercitar su capacidad de tomar decisiones, pero con opciones  organizadas con el fin de no exponerlos a situaciones que aún no pueden manejar y, se supone que nosotros si.

Esperamos que este blog sea una herramienta en la que se pueda dar un ida y vuelta, donde los jóvenes comenten sus inquietudes (acerca de lo que sea) y nosotros podamos responderles.